La historia de un fanático
Está en el Centro Vasco desde el año 1953. La primera vez que lo pisó fue cuando se inauguró el nuevo edificio, el actual, ubicado en calle Entre Ríos 256. Tenía solamente ocho años. La descendencia vasca viene por parte de su familia paterna. Felipe Eyheraguibel conoció el Zazpirak Bat por medio del lechero que invitó a su familia a participar en la institución y les habló de la misma. A partir de allí, ésta marcó su vida.
“En ese momento no se realizaban muchas actividades", explicó Ruly, como le dicen sus amigos, "pero más adelante entré al grupo de danzaris de chiquis, tenía nueve años en ese momento” y agregó: “Mi papá empezó a ir para llevarme y se fue haciendo amigo de la gente y comenzó a participar de la comisión directiva”.
Su mamá era hija de italianos y su papá de vascos. “Siempre nos contaban que éramos vascos pero no mucho más”, recoerdó Felipe y reconoció que se fue interiorizando en el tema por decisión propia. “Empecé a buscar en libros y después hablando con la gente que había en esa época, que pensábamos más o menos iguales, y así continuamos”, dijo y explicó: “En aquel momento estaba Franco, que estuvo hasta el año 1975, así que había efervescencia política en todos los centros vascos, especialmente en el de Rosario, que era muy patriota, muy aberzale”.
Su caso es particular, porque la mayoría de los chicos que concurren al Zazpirak Bat, son llevados por sus padres, los cuales les inculcan los conocimientos relacionados a la cultura y la historia del País Vasco, pero Felipe entró en el mundo del conocimiento por decisión propia. “Cuando fui más grande iba con frecuencia a la biblioteca, la revolvía, me llevaba libros, leía y empecé a averiguar la razón de ser del Centro Vasco”, explicó y amplió: “Me interesaba mucho la historia y el por qué de ser vasco”.
En su juventud, Felipe quería que la gente también aprendiera qué significaba el ser vasco. Entonces, en el año sesenta, formó junto a sus amigos del Centro Vasco la sucursal de un movimiento patriótico que había en el País Vasco, llamado Egui, que era la juventud del Partido Nacionalista Vasco. “Tratábamos de hacer actividades, difundir el vasquismo, tanto en jóvenes como entre los mayores, porque muchos tenían las ideas confundidas por la propaganda españolista y francesa. Nuestra idea era despertarle ciertas cosas, entonces entregábamos panfletos en las fiestas, hacíamos posters, vendíamos banderas”, recordó Ruly.
Del grupo de danzaris de chicos pasó a los grandes y cuando cumplió 18 años se hizo socio del centro y sin más, al año siguiente, entró en la comisión directiva como vocal suplente. Le interesaba mucho la política. Tal es así, que fue presidente durante ocho años del Zazpi y anteriormente secretario. En la actualidad sigue participando en la misma y es uno de los socios más importantes y destacados de la institución. Fue presidente de FEVA, Federación de Entidades Vascas en Argentina, durante dos años. También secretario de esta institución mucho tiempo. “En FEVA estuve muchos años, siempre fue un tema que me interesó”, reconoció Eyheraguibel.
Felipe explicó que el Centro Vasco de Rosario tiene una historia muy particular desde el nombre, porque muchos otros tienen otro tipo de nombres, como ser: Buenos amigos, Centro vasco del sur, Colectividad vasca de tal lugar. “Pero nosotros directamente tenemos un nombre político, que se llama Zazpirak Bat y significa a las siete, una; las siete provincias vascas, una nación”, concluyó.
“El tema vasco evolucionó mucho y está mucho más admitido que en aquel momento en que empecé a participar. Esto ahora está bastante aceptado, somos lo que somos, un pueblo singular y ya la gente conoce del tema. Se puede usar el nombre Euskadi ahora, que antes no se podía. Los vascos pueden hablar su idioma, anteriormente reprimido; pueden usar los colores de la Ikurriña, la bandera vasca. Políticamente se ha avanzado mucho pero desde ya que nosotros queremos avanzar un poco más hasta lograr una autodeterminación eficaz”, declaró Felipe.
¿Qué significa ser vasco? Emocionado y casi con un hilo de voz respondió: “Y… no sé que es. Es un sentimiento, una forma de vida”. ¿Es un orgullo para usted? “Eso seguro, desde ya”. Y enmudeció por el nudo en la garganta que no lo dejó continuar.
Tosió y se acomodó tratando de ocultar la emoción y explicó que el Centro Vasco es un lugar de reunión, de esparcimiento, de intercambio de ideas, una forma de vida también. “Me ha brindado mucho. Amigos, una forma de vida, contactos de todo tipo, la crianza de mis hijos; forma gran parte de nuestra vida el Centro Vasco, una gran parte”, terminó contando, sin reprimirse, con los ojos llorosos.
¿Se considera más vasco que argentino? “Si. No sé por qué; es algo que viene de adentro”. Y amplió: “Muchas veces creo que no es bueno eso, pero mi sentimiento es ese. Yo creo que a veces está mal porque soy argentino, nací en Argentina, tal vez debería sentirme más argentino, pero no es así”. Entre emoción y lagrimas remarcó: “No sé por qué”.
De cara al centenario del Zazpirak Bat, que se cumple el año que viene, Felipe Eyheraguibel reflexionó con respecto al funcionamiento de la institución y dijo que todas las cosas son perfectibles, como en todas las actividades de la vida. Hay cosas para mejorar y cosas en las cuales va a empeorar, de acuerdo a la visión de cada uno. “Yo creo que lo que tenemos que hacer es seguir pensando políticamente como se piensa, mantener la difusión del ser vasco, el por qué, hacer conocer la idiosincrasia de los vascos y por qué somos lo que somos y espero que para el centenario esto sea así y que continúe”, declaró este fanático.